El día que Ricardo Gareca le dio una clase maestra de respeto al polémico Chilavert

La lengua viperina que reseña el patrón conductual de José Luis Chilavert, el otrora guardameta paraguayo, para muchos entendidos el mejor debajo de los tres maderos, concertaba con sus reacciones inverosímiles, esas que acaparaban el interés de medio mundo tras fracturarle, por ejemplo, la nariz de un certero codazo a Franco Navarro en 1986, intentar ahorcar al “Muñeco” Gallardo en pleno campo en 1997, escupir en el rostro al brasileño Roberto Carlos luego del Brasil vs Paraguay por las Eliminatorias al Mundial de Corea-Japón 2002 y, como tantas veces después del fútbol, calificar de “fracasados” a sus innumerables contras.

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El titánico personaje que internacionalizó la imagen de un bulldog, de la marca italiana Lotto, estampada en su eterna manga larga negra y el segundo arquero con el mayor número de goles (62) anotados en la historia del balompié mundial también se trenzó con algunos jugadores peruanos de su época como Julio César Balerio y los hermanos Jorge y José Soto, empero, tocó las fibras más sensibles de los peruanos al injuriar, en julio del año pasado, luego de la final de la Copa América, al seleccionador Ricardo Gareca.

El “Tigre” le había pedido públicamente a Lionel Messi “presentar las pruebas” que demuestren la corrupción que, según el jugador, imperaba en la Conmebol tras una serie de desaciertos arbitrales que literalmente revolcaron a la Argentina a la tercera posición. Es más, Gareca le sugirió a la estrella del Barcelona no deformar el perfil de los sudamericanos señalándolos como corruptos. “Los chicos hoy conocen más a los jugadores europeos que a los americanos. En Europa hay cosas buenas, pero nosotros también las tenemos y me gustaría defender al fútbol sudamericano. Para hablar de corrupción hay que tener pruebas muy sólidas, más allá del respeto que Messi me merece”, sentenció.

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Y como Chilavert peca de superhéroe, no tardó en meter su cuchara fiel a su estilo, utilizando su cuenta de Twitter para descargar sus balas contra Gareca, ambos, curiosamente, ídolos de Vélez Sarsfield en distintas etapas y tareas. El paraguayo, hoy convertido en un agitador político con volumen alto en las redes sociales, señaló al seleccionador de apoyar abiertamente al ex presidente federativo Edwin Oviedo, por ese entonces inmerso en una serie de acusaciones de grueso calibre que lo condujeron derechito a la cárcel. “Hay gente que vende sus valores y es cómplice de los corruptos del fútbol”, escribió el popular personaje.

Gareca no es de apretarse un pedazo de esparadrapo en la boca, pero, a diferencia de Chilavert, suele responder a las ofensas con la clase, de formación, por cierto, que no se comercializa por kilos. “Él puede dar la opinión que quiera mientras lo haga con respeto, yo no tengo problemas, claro, tampoco voy a polemizar con alguien que intenta buscar lo mejor para Sudamérica. Debemos convivir con opiniones aun siendo diferentes”, respondió el personaje de mayor aceptación popular (al 95%) que hay en el Perú.

El exarquero, de pronto, viró sus objetivos polémicos hacia otro lado tras la clase maestra que Gareca le dio como parte de la gratuidad de la enseñanza. Cierto es que Chilavert solo duerme por estos tiempos abrazado a sus galones y aunque hace poco volvió a discutir con el enésimo periodista que se atrevió a refutarlo, él sabe que meterse con el “Tigre” aquí es meterse con el Perú.

Dato

Ricardo Gareca jugó en Vélez entre 1989 y 1992. Registró 29 goles. Luego lo dirigió entre el 2009 y el 2013, logrando cuatro títulos. En tanto, José Luis Chilavert jugó en dos etapas en “El Fortín”: entre 1991-2000 y en el 2004.